Llegan las vacaciones de invierno, pero en la ULA no paramos!! Aquí la información sobre algunas de las actividades previstas para el mes de julio.
Taller de Construcción de Composteros Reciclados Urbanos
A cargo de Lic. Gabriela Colombo
Miércoles 8 de julio. 18 a 20:30hs
ARANCEL: $100 ó $300 (incluye materiales)
CUPOS LIMITADOS Inscripciones: A partir del 1 de julio, completando este formulario.
Curso Taller Intensivo Animación y Ambiente. Técnicas de cine de animación para la educación ambiental. Parte II
A cargo de Tec. Noelia Avilés
14,15,16 y 21 de julio. 9 a 13hs
ARANCEL: $600
CUPOS LIMITADOS
Inscripciones: A partir del 7 de julio, completando este formulario.
Curso Taller Enseñanza de la Ecología en el Patio de la Escuela (EEPE)
A cargo de Biol. Cristina Casavecchia
14, 16, 21 y 23 de julio. 14:30 a 19:30hs
ARANCEL: Inscripción $200 - Curso: $400
CUPOS LIMITADOS Inscripciones: A partir del 30 de junio, completando este formulario.
Taller Diseño y Construcción de Objetos Reciclados: Sillas Intervenidas
A cargo de Lic. Milagros Rusculleda
Sábado 11 de julio. 10 a 12:30hs
ARANCEL: $200 (incluye materiales)
CUPOS LIMITADOS Inscripciones: A partir del 1 de julio, completando este formulario.
Charla Abierta Sitios de Interés Geológico. Conocer para conservar
A cargo de Geol. Juan Carlos Candiani
Miércoles 15 de julio. 18hs
ACTIVIDAD LIBRE Y GRATUITA
CUPOS LIMITADOS
Inscripciones: A partir del 7 de julio, completando este formulario.
Taller Tardes de Reciclado Creativo para Niñ@s
A cargo de Lic. Bridget Hafford
Miércoles 15 de julio. 15 a 17hs
Viernes 17 de julio. 15 a 17hs
ARANCEL: $50 x encuentro (incluye materiales)
Charla Abierta Generación de Energía Distribuida para Autoconsumo. Situación en Córdoba y Argentina
A cargo de Lic. Diego Franco
Jueves 30 de julio. 18hs
ACTIVIDAD LIBRE Y GRATUITA
CUPOS LIMITADOS
Inscripciones: A partir del 23 de julio, completando este formulario.
La Universidad Libre del Ambiente es un Centro de Educación Ambiental no formal, que depende de la Subsecretaría de Ambiente de la Municipalidad de Córdoba. Desde aquí nos interesa generar un espacio de educación y participación en el que compartimos experiencias, materiales e información que promuevan la construcción de una ciudadanía ambiental para trabajar entre todos por el cuidado de nuestro ambiente.
Accesibilidad para no videntes y disminuidos visuales
Incorporamos en el blog el Programa vozMe. Haciendo clic en el texto Escuchar este post, ubicada al final de cada nota y página podrás acceder a un programa de voz que lee el articulo por vos.
martes, 30 de junio de 2015
ACTIVIDADES DE JULIO!
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sitios de interés geológico
lunes, 22 de junio de 2015
La Reserva como Aula Natural
Se está desarrollando el curso "La Reserva como Aula Natural - Potencialidades educativos de la Reserva Natural Urbana San Martín", organizado por la Asociación de Amigos de la Reserva San Martín con la participación de destacados docentes que voluntariamente participan de esta propuesta formativa orientada a educadores formales y no formales.
El curso gira en torno a las múltiples oportunidades educativas que ofrece la Reserva Natural Urbana San Martín, con una modalidad de encuentros teóricos dictados en la Universidad Libre del Ambiente y encuentros prácticos que se desarrollan en la Reserva Urbana.
Los temas abordados van desde los fundamentos de la Educación Ambiental, el dictado de Ciencias Naturales identificando flora y fauna nativa, el tratamiento de las Ciencias Sociales desde la historia, la sociología, la antropología, la economía y la arquitectura desde la recuperación del Molino de Hormaeche como símbolo de la identidad cordobesa, la geología y la recreación ambiental educativa con la profundización de la importancia de los juegos en la socialización en los diferentes momentos de la vida de los seres.
Con la participación en el dictado de los módulos de miembros de los Amigos de la Reserva, el Profesor Raúl Aguilar Vouillat del Foro en Defensa del Patrimonio Cultural de Córdoba, Guardaparques de la Reserva y miembros de la Universidad Libre del Ambiente se lleva adelante ésta propuesta que tiene como finalidad visibilizar a la Reserva como una Aula Educativa Natural, potenciar la red de actores que promuevan la Educación Ambiental en la Ciudad de Córdoba y la articulación de capitales al fortalecimiento de los espacios naturales de nuestra provincia y la Ciudad de Córdoba.
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patrimonio natural
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Reserva Urbana San Martín
martes, 16 de junio de 2015
Consumismo Versus Consumo
Por Zygmunt Bauman*
Aparentemente, el consumo es un hecho banal, incluso trivial. Todos lo hacemos a diario, en ocasiones de manera celebratoria, cuando ofrecemos una fiesta, festejamos un acontecimiento relevante. Pero la mayor parte del tiempo consumimos de hecho, se diría que rutinariamente y sin demasiada planificación y sin pensarlo dos veces.
En realidad, si se lo reduce a su forma arquetípica en tanto ciclo metabólico de ingesta, digestión y excreción, el consumo es una condición permanente e inamovible de la vida y un aspecto inalienable de ésta, y no está atado ni a la época ni a la historia. Desde ese punto de vista, se trata de una función imprescindible para la supervivencia biológica que nosotros, los seres humanos, compartimos con el resto de los seres vivos, y sus raíces son tan antiguas como la vida misma.
En realidad, si se lo reduce a su forma arquetípica en tanto ciclo metabólico de ingesta, digestión y excreción, el consumo es una condición permanente e inamovible de la vida y un aspecto inalienable de ésta, y no está atado ni a la época ni a la historia. Desde ese punto de vista, se trata de una función imprescindible para la supervivencia biológica que nosotros, los seres humanos, compartimos con el resto de los seres vivos, y sus raíces son tan antiguas como la vida misma.
Se ha sugerido (y de esta sugerencia se habla en el resto de este capítulo) que miles de años después se produjo un punto de quiebre que merecería el nombre de “revolución consumista”, con el paso del consumo al “consumismo”, cuando el consumo, como señala Colin Campbell, se torna “particularmente importante por no decir central” en la mayoría de las personas, “el propósito mismo de su existencia”, un momento en que “nuestra capacidad de querer, de desear, y de anhelar, y en especial nuestra capacidad de experimentar esas emociones repetidamente, es el fundamento de toda la economía” de las relaciones humanas.
Se puede decir que el “consumismo” es un tipo de acuerdo social que resulta de la reconversión de los deseos, ganas o anhelos humanos (si se quiere “neutrales” respecto del sistema) en la principal fuerza de impulso y de operaciones de la sociedad,una fuerza que coordina la reproducción sistémica, la integración social y la formación del individuo humano, así como también desempeña un papel preponderante en los procesos individuales y grupales de autoidentificación, y en la selección y consecución de políticas de vida individuales. El “consumismo” llega cuando el consumo desplaza al trabajo de ese rol axial que cumplía en la sociedad de productores.
Mary Douglas insiste: “mientras no sepamos por qué y para qué la gente necesita lujos [vale decir, bienes más allá de los indispensables para la supervivencia] no estaremos tratando los problemas de la desigualdad ni remotamente en serio”.
A diferencia del consumo, que es fundamentalmente un rasgo y una ocupación del individuo humano, el consumismo es un atributo de la sociedad. Para que una sociedad sea merecedora de ese atributo, la capacidad esencialmente individual de querer, desear y anhelar debe ser separada (“alienada”) de los individuos (como lo fue la capacidad de trabajo en la sociedad de productores) y debe ser reciclada/reificada como fuerza externa capaz de poner en movimiento a la “sociedad de consumidores” y mantener su rumbo en tanto forma específica de la comunidad humana, estableciendo al mismo tiempo los parámetros específicos de estrategias de vida específicas y así manipular de otra manera las probabilidades de elecciones y conductas individuales.
Todo esto sigue sin decir mucho acerca del contenido de la “revolución consumista”. Debemos enfocar nuestra atención en eso que “queremos”, “deseamos” y “anhelamos”, y en cómo la esencia de nuestras ganas, nuestros deseos y aspiraciones va cambiando como consecuencia del pasaje hacia el consumismo.
Se suele pensar, aunque quizás incorrectamente, que aquello que los hombres y mujeres moldeados por una forma de vida consumista desean y anhelan con mayor intensidad es la apropiación, posesión y acumulación de objetos, cuyo valor radica en el confort o la estima que, según se espera, proporcionarán a sus dueños.
La apropiación y posesión de bienes que aseguren (o al menos prometan) confort y estima bien puede haber sido el principal motivo detrás de los deseos y las aspiraciones en la sociedad de productores, una sociedad abocada a la causa de la estabilidad de lo seguro y de la seguridad de lo estable, y que confiaba su reproducción a patrones de conducta individual diseñados a esos fines. De hecho, la sociedad de productores, principal ejemplo societario de la fase “sólida” de la modernidad, estaba orientada fundamentalmente a la obtención de seguridad. La búsqueda de seguridad apostaba al anhelo intrínsecamente humano de un marco seguro y resistente al tiempo, un marco confiable, ordenado, regular y transparente y por lo tanto perdurable. Ese anhelo fue una excelente materia prima para la construcción de estrategias de vida y patrones de comportamiento indispensables en aquella era de “la cantidad es poder” y “lo grande es bello”. En esa época, un enorme volumen de posesiones sólidas, grandes, pesadas e inamovibles aseguraban un futuro promisorio y una inagotable fuente de confort, poder y estima personales.
Obviamente todo esto tenía sentido en la moderna sociedad sólida de los productores. Una sociedad, me permito repetir, que apostaba a la prudencia y la circunspección, a la durabilidad y a la seguridad, y sobre todo a la seguridad a largo plazo. Pero el deseo humano de seguridad y sus sueños de un “estado estable” definitivo no sirven a los fines de una sociedad de consumidores.
En el camino que conduce a la sociedad de consumidores, el deseo humano de estabilidad deja de ser una ventaja sistémica fundamental para convertirse en una falla potencialmente fatal para el propio sistema, causa de disrupción y mal funcionamiento. No podía ser de otra manera, ya que el consumismo, en franca oposición a anteriores formas de vida, no asocia tanto la felicidad con la gratificación de los deseos (como dejan traslucir las “transcripciones oficiales”) sino como un aumento permanente del volumen y la intensidad de los deseos, lo que a su vez desencadena el reemplazo inmediato de los objetos pensados para satisfacerlos y de los que se espera satisfacción. Como lo expresa tan adecuadamente Don Slater, combina deseos insaciables con la urgencia de “buscar siempre satisfacerlos con productos”.
Las necesidades nuevas necesitan productos nuevos. Los productos nuevos necesitan nuevos deseos y necesidades. El advenimiento del consumismo anuncia una era de productos que vienen de fábrica con “obsolescencia incorporada”, una era marcada por el crecimiento exponencial de la industria de eliminación de desechos.
Se puede decir que el “consumismo” es un tipo de acuerdo social que resulta de la reconversión de los deseos, ganas o anhelos humanos (si se quiere “neutrales” respecto del sistema) en la principal fuerza de impulso y de operaciones de la sociedad,una fuerza que coordina la reproducción sistémica, la integración social y la formación del individuo humano, así como también desempeña un papel preponderante en los procesos individuales y grupales de autoidentificación, y en la selección y consecución de políticas de vida individuales. El “consumismo” llega cuando el consumo desplaza al trabajo de ese rol axial que cumplía en la sociedad de productores.
Mary Douglas insiste: “mientras no sepamos por qué y para qué la gente necesita lujos [vale decir, bienes más allá de los indispensables para la supervivencia] no estaremos tratando los problemas de la desigualdad ni remotamente en serio”.
A diferencia del consumo, que es fundamentalmente un rasgo y una ocupación del individuo humano, el consumismo es un atributo de la sociedad. Para que una sociedad sea merecedora de ese atributo, la capacidad esencialmente individual de querer, desear y anhelar debe ser separada (“alienada”) de los individuos (como lo fue la capacidad de trabajo en la sociedad de productores) y debe ser reciclada/reificada como fuerza externa capaz de poner en movimiento a la “sociedad de consumidores” y mantener su rumbo en tanto forma específica de la comunidad humana, estableciendo al mismo tiempo los parámetros específicos de estrategias de vida específicas y así manipular de otra manera las probabilidades de elecciones y conductas individuales.
Todo esto sigue sin decir mucho acerca del contenido de la “revolución consumista”. Debemos enfocar nuestra atención en eso que “queremos”, “deseamos” y “anhelamos”, y en cómo la esencia de nuestras ganas, nuestros deseos y aspiraciones va cambiando como consecuencia del pasaje hacia el consumismo.
Se suele pensar, aunque quizás incorrectamente, que aquello que los hombres y mujeres moldeados por una forma de vida consumista desean y anhelan con mayor intensidad es la apropiación, posesión y acumulación de objetos, cuyo valor radica en el confort o la estima que, según se espera, proporcionarán a sus dueños.
La apropiación y posesión de bienes que aseguren (o al menos prometan) confort y estima bien puede haber sido el principal motivo detrás de los deseos y las aspiraciones en la sociedad de productores, una sociedad abocada a la causa de la estabilidad de lo seguro y de la seguridad de lo estable, y que confiaba su reproducción a patrones de conducta individual diseñados a esos fines. De hecho, la sociedad de productores, principal ejemplo societario de la fase “sólida” de la modernidad, estaba orientada fundamentalmente a la obtención de seguridad. La búsqueda de seguridad apostaba al anhelo intrínsecamente humano de un marco seguro y resistente al tiempo, un marco confiable, ordenado, regular y transparente y por lo tanto perdurable. Ese anhelo fue una excelente materia prima para la construcción de estrategias de vida y patrones de comportamiento indispensables en aquella era de “la cantidad es poder” y “lo grande es bello”. En esa época, un enorme volumen de posesiones sólidas, grandes, pesadas e inamovibles aseguraban un futuro promisorio y una inagotable fuente de confort, poder y estima personales.
Obviamente todo esto tenía sentido en la moderna sociedad sólida de los productores. Una sociedad, me permito repetir, que apostaba a la prudencia y la circunspección, a la durabilidad y a la seguridad, y sobre todo a la seguridad a largo plazo. Pero el deseo humano de seguridad y sus sueños de un “estado estable” definitivo no sirven a los fines de una sociedad de consumidores.
En el camino que conduce a la sociedad de consumidores, el deseo humano de estabilidad deja de ser una ventaja sistémica fundamental para convertirse en una falla potencialmente fatal para el propio sistema, causa de disrupción y mal funcionamiento. No podía ser de otra manera, ya que el consumismo, en franca oposición a anteriores formas de vida, no asocia tanto la felicidad con la gratificación de los deseos (como dejan traslucir las “transcripciones oficiales”) sino como un aumento permanente del volumen y la intensidad de los deseos, lo que a su vez desencadena el reemplazo inmediato de los objetos pensados para satisfacerlos y de los que se espera satisfacción. Como lo expresa tan adecuadamente Don Slater, combina deseos insaciables con la urgencia de “buscar siempre satisfacerlos con productos”.
Las necesidades nuevas necesitan productos nuevos. Los productos nuevos necesitan nuevos deseos y necesidades. El advenimiento del consumismo anuncia una era de productos que vienen de fábrica con “obsolescencia incorporada”, una era marcada por el crecimiento exponencial de la industria de eliminación de desechos.
* Zygmunt Bauman (nació el 19 de noviembre en Poznan, Polonia) actualmente es profesor emérito de la Universidad de Leeds y ha dictado cátedra de sociología en universidades de países como Israel, Estados Unidos y Canadá. Es reconocido como “uno de los principales referentes en el debate sociopolítico contemporáneo y uno de los pensadores más audaces y provocadores”. De su más reciente producción bibliográfica, se cuentan: Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias (2005), Vida líquida (2006) y Vida de consumo (2007). A esta última corresponden los fragmentos que aquí se reproducen.
Nota reproducida de: EcoPortal.net (http://www.ecoportal.net/) Fuente: Zygmunt Bauman, Vida de consumo, Trad. de M. Rosenberg y J. Arrambide, FCE, México, 2007, pp.44-51.
lunes, 1 de junio de 2015
Serpientes y reptiles!!!!
En el marco del convenio suscripto con el Programa de Apoyo Vincular de la Dirección de Divulgacion y Enseñanza de las Ciencias, de la Secretaría de Ciencia y Tecnología del Gobierno de la Provincia de Córdoba, realizamos dos actividades relacionadas a serpientes y anfibios.
El lunes 18 de Mayo con la Sala Jaques Cousteau de la Universidad Libre del Ambiente colmada por más de un centenar de personas, el Dr. Gerarde Leynaud del Centro de la Zoología Aplicada de la UNC brindo una riquisima exposición sobre la serpientes de Córdoba, sus clasificación, modos de vida, reproducción, habitos alimenticios y modos de prevenir accidentes. Con un lenguaje técnico, pero accesible a todo público, lxs que participamos pudimos preguntar y compartir saberes, mitos y experiencias; que fueron profundizadas y desmitificadas (según correspondió) con las respuestas del Dr. Leynaud.
De igual manera el viernes 22 de mayo el Dr. Julian Lescano del Instituto de Diversidad y Ecología Animal del Centro de Zoología Aplicada de la UNC, nos presento sus estudios sobre anfibios de Córdoba y la importancia, diversidad y problemas para su conservación. También con la sala llena de público, que participó activamente del débate.
Agradecemos a las instituciones mencionadas, a los investigadores y al público por responder a la convocatoria y por el interés manifestado.
Agradecemos a las instituciones mencionadas, a los investigadores y al público por responder a la convocatoria y por el interés manifestado.
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